12 de febrero de 2017. Cerrar como Dios manda la temporada de cross significa desplazarse hasta la localidad giennense de La Carolina. Para estar a la hora adecuada es necesario pegarse un tremendo madrugón. Una hora de carretera y aún es de noche. El dia se despereza con cielos grises y chaparrones ocasionales, lo que parece confirmar aún más la escasa cordura que tanto mis compañeros de viaje, Quique y Juan Carlos, como yo, parecemos tener. Una vez llegados a La Carolina desentumecemos las piernas con un rápido recorrido por un circuito que solo puede definirse como criminal. No hay prácticamente un solo tramo en el que el barro, denso y pegajoso, no se adhiera a las zapatillas como si fuera engrudo. Para hacerlo aún más dificil vueltas, giros y curvas se suceden con la peor intención del mundo. Son solo 7 kilómetros pero tengo la sensación de que se van a hacer muy largos...especialmente cuando me coloco en línea de meta sin zapatillas de clavos, lo que hace que más de uno se lleve las manos a la cabeza.
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Foto FinidiBlanco |
Se produce lo que más o menos me esperaba y la carrera se convierte en una odisea, los pocos metros que consigo ganar en las zonas con grava los pierdo rápidamente en el chapapote pringoso del que está hecho el terreno. Solo con mucha dificultad consigo no descolgarme del todo. Llego bastante abatido, en el puesto 25 de la general y con la sola preocupación de despegar el barro de mis zapatillas. A pesar de todo y, sorprendentemente para mi, aparece la clasificación del M45 y parece que he hecho podium. Lo cierto es que es más de lo que me esperaba...y no se hasta que punto me lo he merecido...pero bueno, ahí estamos. No deja de contar como tercer puesto pero, honestamente, hoy Molina y Muriel me han sacado años luz de distancia. Al final me quedo con lo más importante, un buen día pasado entre amigos y otra experiencia más que llevarse en el petate.
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Inesperado podium |
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Se pasan grandes momentos con gente tan sana y divertida |
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