jueves, 26 de febrero de 2015

Maratón de Sevilla 2015


Llego tarde y mal al cajón de salida, problemas de aparcamiento, pesadez en el estómago (he desayunado algo, cosa que nunca suelo hacer antes de correr). El ambiente de salida me cambia el humor de manera repentina, caras conocidas, tensas pero emocionadas, se respira atletismo, el sol ya asoma por el Este y promete un día espectacular. Rápidamente identifico a mi compañero de viaje en el día de hoy, José Antonio Marcos es un corredor de raza y con mucha experiencia. Su objetivo es el mismo que el mío, pero seguramente el sabe mejor que yo como enfrentarse a la prueba. No me equivoco, se convierte en el acompañante perfecto, dándome consejos todo el camino, regulando el ritmo, evitando acelerones pero sin dejar de ganar segundos al crono, por lo que pueda pasar... Pasan los kilómetros y las sensaciones cada vez son mejores. Llegado al kilómetro diez me encuentro absolutamente feliz y relajado, un rodaje rápido y acompañado, el sueño de cualquier atleta. Mi mayor enemigo es la euforia. La llegada al entorno de Miraflores es brutal, la gente me anima desde todas las esquinas. Mis compañeros de escapada se ríen ¿se nota que es tu barrio no?...pues no, no lo es, pero es territorio de la Pirámide si, respondo con satisfacción. 

Foto de Footing Pepito
Los kilómetros van pasando y no perdemos nuestro ritmo en ningún momento, indiferentes a los pequeños grupos de corredores que se hacen y se deshacen. Los kilómetros hasta llegar a Kansas City son una delicia. Temo a este tipo de rectas por el efecto psicológico que tienen. Sin embargo se pasa rápido porque ya solo pienso en la media maratón y en el tiempo que vamos a marcar: 1:19 pelado, vamos bien. El siguiente hito es el encuentro con Samu en el 24. Se que desde ese punto más o menos empieza la carrera de verdad. Samuel es puntual a su cita y se pega a mi como una lapa, siempre unos centímetros por delante. Las buenas sensaciones perduran, el siguiente objetivo es la Palmera. Samuel me tiene que retener porque me embalo, me dice que me calle, que deje de comentar la jugada, que lo peor esta por llegar. Se que tiene razón pero cada vez voy alcanzando a más corredores y pienso que no voy a encontrarme con ningún muro, estoy bien preparado, no he malgastado energías, llegado al 30 me encuentro fresco. 

Empiezo a sentirme cansado al salir del Parque de Maria Luisa pero pienso que esta está todo hecho. Mientras me acompañe Samu se que no voy a bajar el ritmo. En la calle Trajano un nuevo aliciente, veo que estoy alcanzando a Martín Fiz. Subidón de moral y me siento tan sobrado que tengo fuerzas para preguntarle que tal va y darle ánimos. Fue un momento importante; sin ninguna experiencia previa estaba regulando mis energías mejor que el gran campeón. Antes de salir de la Alameda me doy cuenta de que se acabaron las bravuconadas, ahora solo queda aguantar, intentar no cabecear y terminar los dos últimos kilómetros con porte digno. La pila se ha agotado, es cierto, pero ya tengo el estadio enfrente. Mi espíritu competitivo se reanima cuando Samuel me avisa que Fiz me intenta alcanzar por detrás. En la contrarrecta del Estadio hago un patético cambio de ritmo por si acaso, pero a estas alturas es casi imperceptible. Entro en meta sin haber perdido la compostura aunque, paradójicamente, un poco contrariado. 2:39:24. El tiempo es algo peor del que había ido dibujando en mi cabeza durante toda la prueba. Parar es criminal, de repente las piernas no te responden y el camino hasta salir del estadio es casi tan duro como correr otra carrera. A los diez minutos de llegar ya estaba en el coche camino de otra cita deportiva. 

Bonita foto del paso por Plaza de España en ABC Digital
Después de haberlo vivido, y un poco a mi pesar, tengo que admitirlo; correr una maratón es algo completamente distinto. No es fácil describirlo pero lo que puedo decir es que me divertí, como nunca, incluso cuando me alcanzó el cansancio no dejé de pasármelo bien. La duda que se me plantea ya no es si volveré a correr otra maratón, a lo que doy vueltas es al objetivo que debo ponerme la próxima vez. ¿Podré seguir bajando ese tiempo?, mi sensación es que si, aunque eso suponga hacer algún sacrificio adicional. De hecho la táctica de carrera fue bastante conservadora, aunque es cierto que llegué con el depósito a cero.

Es obligado cerrar mi crónica con una lista de agradecimientos. Tengo que empezar por mi padre, fondista de enorme clase cuyas marcas casi con total seguridad no tendré oportunidad de igualar y cuyos machacones consejos me han sido de tanta utilidad tanto en las carreras como en la vida. A mi mujer e hijos por aguantarme y ser capaces de entender que un día de series no es un día cualquiera. A la gente del parque de Miraflores, a las decenas amigos y conocidos que me animaron en el recorrido y sobre todo a los “jefes”, Concha y Corne, sin cuya inspiración y plan de entrenamientos no se muy bien a que estaría dedicando mi tiempo libre. Y por último un reconocimiento muy especial a mis dos compañeros de esfuerzo en esta maratón de Sevilla 2015, Samuel y José Antonio, ya que sin ellos es probable que me hubiera quedado a un paso de conseguir mis objetivos. 

Bien acompañado por las calles de Nervión
Gram ambiente de público en algunos tramos. Foto de Nacho Filoso
Clasificaciones


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