14 de julio de 2016. Después de las
palizas del invierno y de la decepción del maratón no apetece seguir
metiendose grandes kilometradas entre pecho y espalda, así que,
cumpliendo con la tradición, nos regalamos con unas pocas semanas de
series cortas con el objetivo de correr más rápido de lo habitual. La
milla de Triana tiene un ambiente extraordinario, especialmente en su
prueba veterana. Salgo no muy convencido de mi estado de forma,
especialmente después de haber hecho un flojísimo test de 1500 unos días
antes (4:30). Las dos vueltas del circuito, con cuestas y giros de
180º, favorecen a corredores potentes, así que me pongo en cabeza para
llevar un ritmo controlado. El primer kilómetro se pasa en 3 minutos
justos y la carrera se resuelve en la recta de llegada. Pierdo 2, 3 y
hasta 4 posiciones pero en lugar de dejarme ir pienso que es la última
del año y que merece la pena hacer un esfuerzo final, así que saco
fuerzas de algún lugar oculto para entrar segundo en meta.
Clasificación completa ,aunque a la carrera le sobraban metros.
Las excelentes fotos son de Finidi Blanco.
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